Socialistas aunque pierdan



JOSÉ IGNACIO TORREBLANCA  10/05/2017 - 23:50 CEST

Lo importante no es ganar o perder elecciones: lo importante es ser de izquierdas. Lo ha dejado claro Jeremy Corbyn, el líder laborista que se asoma al vacío electoral, al asegurar que no se marchará si es derrotado en las urnas. O dicho de otra manera: si para ganar elecciones hay que dejar de ser de izquierdas, ¡no cuenten con nosotros!
Ese parece ser el guion del absurdo drama en el que viven hoy los socialistas europeos, incluidos los españoles, donde una parte muy importante de sus militancias (recuerden Francia) parece preferir ser de izquierdas antes que ganar elecciones. Dado el récord electoral de Pedro Sánchez, dos veces derrotado con los peores resultados de la historia del PSOE, y los discursos en los que asienta su candidatura, planteando las primarias como un debate sobre si el PSOE es de izquierdas o de derechas, es evidente que Sánchez no está prometiendo a los militantes ganar elecciones, sino hacerles sentir bien consigo mismos.
Porque si de pureza ideológica se trata, las noticias no son buenas. En el último Barómetro del CIS, conocido el martes, solo un 12,3% de los entrevistados se definen como “socialistas” (y suponemos que una parte de ellos vota a Unidos Podemos o a Izquierda Unida, porque comunistas como tales solo hay un 2% de españoles). Claro que cabría sumar a ese 12,3% al exiguo 6,2% que se define como “socialdemócrata” o al 10,6% que se considera “progresista”, pero es conocido que bajo esas etiquetas se esconden gentes impuras que coquetean a escondidas con el liberalismo e incluso acaban en el “ultraliberalismo” del que se acusa a Macron.
Los militantes son libres de decidir (¡faltaría más!), pero teniendo en cuenta que nunca votaron con una información tan amplia sobre el potencial electoral de su candidato resulta evidente que no pueden ignorar la alta probabilidad de que la consecuencia electoral de una apuesta por la pureza ideológica sea consolidar en el poder a conservadores como Mariano Rajoy (o a Theresa May en el caso de Reino Unido). Según el CIS, un 50,5% de los españoles se sitúa en un difuso centroizquierda. Si quieren volver al poder, los socialistas tienen que dejar de pensar en sí mismos y pensar más en cómo seducir a los que ni lo son ni les importa si lo son.

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